Desde hace unos meses, tengo la sensación de estar entrando en una inercia vital con la que no estoy en absoluto conforme. Compagino trabajos, repito rutinas y simplemente veo pasar los días en el calendario, sin un objetivo fijo ni una dirección determinada. Siempre he tenido, desde niño, la mala y pragmática costumbre de encaminar todo lo que hago hacia un fin concreto. Me marco plazos y etapas que me permiten ir avanzando, y trato de cumplirlos.
Ahora mismo no hay nada de todo eso en mi vida. Todo avanza, pero yo estoy quieto. No veo posibilidad de mejorar lo que tengo y lo que no tengo. Y me quejo por ello, quizá demasiado, o eso dicen los que están conmigo, que me ven como a un privilegiado a nivel laboral (aunque diste mucho de serlo). A día de hoy, ser joven y tener trabajo precario es toda una conquista. Conquista cuyo estandarte es un mísero número en la cuenta bancaria a final de mes, del que debería estar orgulloso, y que a mí por lo general me produce decepción y a veces risa. Ya se que hay personas que ni siquiera tienen esto, pero no es algo que personalmente me sirva de consuelo, así que podemos omitirlo.
Y a día de hoy, poco más tengo que decir.
PS: Gracias a los que me soportáis. Gracias Patri por todo lo que haces por mí, aunque a veces no llegues a ser consciente de ello.
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