domingo, 28 de agosto de 2011

Ladran, pero...¿cabalgamos?

Desde hace unos meses, tengo la sensación de estar entrando en una inercia vital con la que no estoy en absoluto conforme. Compagino trabajos, repito rutinas y simplemente veo pasar los días en el calendario, sin un objetivo fijo ni una dirección determinada. Siempre he tenido, desde niño, la mala y pragmática costumbre de encaminar todo lo que hago hacia un fin concreto. Me marco plazos y etapas que me permiten ir avanzando, y trato de cumplirlos. 
Ahora mismo no hay nada de todo eso en mi vida. Todo avanza, pero yo estoy quieto. No veo posibilidad de mejorar lo que tengo y lo que no tengo. Y me quejo por ello, quizá demasiado, o eso dicen los que están conmigo, que me ven como a un privilegiado a nivel laboral (aunque diste mucho de serlo). A día de hoy, ser joven y tener trabajo precario es toda una conquista. Conquista cuyo estandarte es un mísero número en la cuenta bancaria a final de mes, del que debería estar orgulloso, y que a mí por lo general me produce decepción y a veces risa. Ya se que hay personas que ni siquiera tienen esto, pero no es algo que personalmente me sirva de consuelo, así que podemos omitirlo. 

    Y a día de hoy, poco más tengo que decir.


PS:  Gracias a los que me soportáis. Gracias Patri por todo lo que haces por mí, aunque a veces no llegues a ser consciente de ello.

No hay comentarios:

Publicar un comentario